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by Cassina |
Era tan chiquito que
cabía en una mano. Lo apoyé sobre mi pecho y sentí su primer aleteo lleno de
vida. Emitió un sonido suave como una queja, ni siquiera parecía un llanto, era
más bien un gemido. Desde ese momento supe que era mucho lo que tenía que aprender y brindarle si quería que viviera en libertad.
Su cabecita negra se transformó rápidamente en una madeja
azabache y en el resto de su cuerpo aparecieron hilos oscuros. Hace poco en una
de sus extremidades le salió una pluma. Sé que vendrán más. Ya extiende sus
alas, las mueve en círculos y ensancha su pecho cuando está a punto de cantar.
Leí que estas aves pueden imitar los sonidos del medio ambiente e incluso la
voz humana. Y en verdad, cuando todavía era un pichón, le escuché este grito ronco:
“Sanloleeeeeeee”, “Sanloleeeeeeee”. Con el tiempo sonaba
como un graznido gutural:”San Lorenzo es un sentimieeeen, no se explica se
lleva bien adeeeeeeentro”
Averigüé que son muy intuitivos e inteligentes. Son omnívoros y
carroñeros. El mío, no come carroña, la junta en su nido, vaya uno a saber qué espíritu lo impulsa a ello. Cuando lo
indago me mira con esos ojos profundos y vivaces que logran hacerme olvidar cualquier reclamo. Son fieles a una misma pareja durante toda su
vida y tienden a vivir siempre en el
mismo terreno. Será por eso que usa su pico largo y convincente para venderle
un metro cuadrado por La Restitución Histórica a quien se cruce en su vuelo,
incluso si pudiera, llegaría al Papa
Francisco, a Dios y a María Santísima. Y eso que es ateo. Pero muy trabajador. Tanto
que dedicó jornadas enteras bajo el sol juntando ramas, palitos, raíces,
cortezas, escombros y basura para limpiar junto a otros de su especie, el
Predio Lorenzo Massa que hoy alberga al Polideportivo Roberto Pando.
Es un ave
paseriforme, canora o cantora y se jacta de tener el cancionero más original y
amplio del mundo. Como prueba va el último hit: ”No sé cómo explicarlo, te juro
que me muero, sino estoy a tu lado. Yo tengo esta locura, no paro de alentarte.
Porque a pesar de todo, te sigo a todas partes”. https://www.youtube.com/watch?v=VyNKyIiA3CM
El cuervo en cuestión canta primero con pequeños saltitos que se incrementan hacia el final con un gran
aleteo.
Una vez creí que era un pájaro carpintero. Toc toc, “qué
clase de hincha sos”, croc croc ,“ no sabés cómo forman”, rok rok “tenés
que ir a la cancha “, krrr krrr, “es
histórico”. Y lo fue. Era el 2009 y mi club, Estudiantes de la Plata ganó su
cuarta Copa Libertadores de América y él, más cuervo que nunca, me revoloteaba
en la cabeza y me contagiaba pasión.
Cómo no saber entonces lo que está viviendo ahora. Me asomo
por la ventana y me parece verlo a la intemperie replegado sobre sí mismo
buscando calor en una larga y fría noche, a la espera de ese
alimento que tanto necesita para seguir avivando el fuego de un sueño que está cada
vez más cerca: surcar el cielo de América y beber finalmente de esa Copa que
siempre se le negó.
Solo espero que no llueva. Que no pase frío. Que amanezca
pronto y vuelva a casa sano, salvo y con su entrada para ver el partido de
vuelta de la final de San Lorenzo de Almagro frente al Nacional de Paraguay por
la Libertadores 2014.
Ay qué insomnio. Ay cuánto desvelo. Ay, lo que es ser madre…
de un hijo Cuervo.
SMC
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