miércoles, 6 de agosto de 2014

Hay un cuervo en mi casa

                                                                            by Cassina


 Era tan chiquito que cabía en una mano. Lo apoyé sobre mi pecho y sentí su primer aleteo lleno de vida. Emitió un sonido suave como una queja, ni siquiera parecía un llanto, era más bien un gemido. Desde ese momento supe que era mucho lo que tenía que aprender y brindarle si quería que viviera en libertad.
Su cabecita negra se transformó rápidamente en una madeja azabache y en el resto de su cuerpo aparecieron hilos oscuros. Hace poco en una de sus extremidades le salió una pluma. Sé que vendrán más. Ya extiende sus alas, las mueve en círculos y ensancha su pecho cuando está a punto de cantar. Leí que estas aves pueden imitar los sonidos del medio ambiente e incluso la voz humana. Y en verdad, cuando todavía era un pichón, le escuché este grito ronco:
“Sanloleeeeeeee”, “Sanloleeeeeeee”. Con el tiempo sonaba como un graznido gutural:”San Lorenzo es un sentimieeeen, no se explica se lleva bien adeeeeeeentro”

Averigüé que son muy intuitivos e inteligentes. Son omnívoros y carroñeros. El mío, no come carroña, la junta en su nido, vaya uno a saber  qué espíritu lo impulsa a ello. Cuando lo indago me mira con esos ojos profundos y vivaces que logran hacerme olvidar  cualquier reclamo.  Son fieles a una misma pareja durante toda su vida  y tienden a vivir siempre en el mismo terreno. Será por eso que usa su pico largo y convincente para venderle un metro cuadrado por La Restitución Histórica a quien se cruce en su vuelo, incluso si pudiera, llegaría  al Papa Francisco, a Dios y a María Santísima. Y eso que es ateo. Pero muy trabajador. Tanto que dedicó jornadas enteras bajo el sol juntando ramas, palitos, raíces, cortezas, escombros y basura para limpiar junto a otros de su especie, el Predio Lorenzo Massa que hoy alberga al Polideportivo Roberto Pando.

Es un ave paseriforme, canora o cantora y se jacta de tener el cancionero más original y amplio del mundo. Como prueba va el último hit: ”No sé cómo explicarlo, te juro que me muero, sino estoy a tu lado. Yo tengo esta locura, no paro de alentarte. Porque a pesar de todo, te sigo a todas partes”.  https://www.youtube.com/watch?v=VyNKyIiA3CM El cuervo en cuestión canta primero con pequeños saltitos  que se incrementan hacia el final con un gran aleteo.

Una vez creí que era un pájaro carpintero. Toc toc, “qué clase de hincha sos”, croc croc ,“ no sabés cómo forman”, rok rok “tenés que ir a la cancha “,  krrr krrr, “es histórico”. Y lo fue. Era el 2009 y mi club, Estudiantes de la Plata ganó su cuarta Copa Libertadores de América y él, más cuervo que nunca, me revoloteaba en la cabeza y me contagiaba pasión.

Cómo no saber entonces lo que está viviendo ahora. Me asomo por la ventana y me parece verlo a la intemperie replegado sobre sí mismo buscando calor en una larga y fría noche, a la espera de ese alimento que tanto necesita para seguir avivando el fuego de un sueño que está cada vez más cerca: surcar el cielo de América y beber finalmente de esa Copa que siempre se le negó.

Solo espero que no llueva. Que no pase frío. Que amanezca pronto y vuelva a casa sano, salvo y con su entrada para ver el partido de vuelta de la final de San Lorenzo de Almagro frente al Nacional de Paraguay por la Libertadores 2014.

Ay qué insomnio. Ay cuánto desvelo. Ay, lo que es ser madre… de un hijo Cuervo.


                                                                                                                            SMC



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